La nieta de un estrecho colaborador del dictador cubano Fulgencio Batista, hija delincuente de un exinstructor CIA de la Contra nicaraguense, y gran amiga del representante cubanoamericano David Rivera, es el personaje central del escándalo político que se desarrolla presentemente en Miami, ofreciendo un retrato único de lo sucio de las campañas políticas en la democracia norteamericana.
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